El Valle de la Media Luna.

Los bonitos prados y valles de la tierra de los unicornios.



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Düshforhs, decidó preguntarme si parábamos ya. Al final decidimos acampar en el famoso Valle de la Media Luna, tierra de los unicornios, todo olía a magia, un olor muy familiar al de toda mi tierra.

Después de montar el camapmento, dejé a cargo al dragón de todo este, y yo me fuí a cazar lo que hubiese. La caza no fue muy poroductiva que se pudiese decir, unos conejos, bayas y algunas frutas, fué lo que pude coger.

Iba montado encima de Epona en el Valle de la Luna.Estaba raro pero a veces tiraa una flecha magica y era mas potente de lo normal asi que seria que habia mucha magia. De repente vi cerca de alli a una chica pero con 4 brazos.Me baje y saque mi espada mientras hacia un grito para atacar.

(Oye que tengo dos alas, no cuatro brazos)

Escuché algo que se movía entre los arbustos, y lo ví, un jovencísimo elfo. Este se alanzaba sobre mis tres metros de altura para atacar, yo solo me limité a esquivarle. Era una reacción muy normal, era muy garnde y fornida, y daba algo de miedo por las cicatrices indelebles de las espadas de los demonios, ¿qué se iba a esperar?

(jiji.....culpa mia ^^)

La verdad era que me habia enfrentado a enemigos mas grandes asi que no sentia miedo.Seguia atacando todo el rato hasta que me harte,saque el arco le empeze a lanzar flechas de luz (osease,magicas y por tanto,muy potentes)

Entoces decidí dejar de esquivar sus ataques e hice unas de mis artes de combate contra todo tipos de ataque a distancia, mi gran escudo de luz proyectada alrededor de mi cuerpo, entonces mi enemigo vaciló.

Guardo el arco y saco una gema de poder acercandome muy rapido,y cuando llego a donde esta Annsha la esrello contra el suelo haciendo un campo de fuerza alrrededor de mi haciendola caer.
-¡Ya eres mia!-cojo la espada y me preparo para rematarla.

Pero era demasido tarde para seguir con la pelea, así que con mi mano cogí la punta de la espada y la doblé, arrebaté la empuñadura de la espada al duende, y la tiré a lo lejos. Me enfurecí levemente y mis ojos blancos sin pupilas centellearon en la noche. Le grité:


-¿Eres idiota o qué? ¿Cómo te atreves a enfrentarte a alguien de mi rango con esas armas? Anda..., coje a esas presas, y únete conmigo, claro, si no quieres morir... - le dije al duende apuntándole peligrosamente con el filo de mi espada en su cuello.

Esperé la reacción del duende.

Gruñi e hice una cancion con la ocarina desapareciendo de alli.Al momento apareci pero mayor y con la espada maestra (irrompible e indoblable eh? XD).
-Moriras aqui,y ahora...
Me lanze corriendo hacia Annsha 3 veces mas rapido que antes con la espada hacai delante.

Pero le dije depués de que se lanzara de mí las tres veces y no ocurriese nada:

-Por favor, ¡qué ganas por morir!- le grité y lanzé un hachizo de petrificación.

El duende volvió a su antigua forma hecho una estatua, y lo cogí y me lo llevé de vuelta al campamento con mi súbdito.

Cuando llegué, el drgón dormía, "Demasiado tarde -pensé-, tomaremos las opresas para desayunar..."

(Que sepas que mi personaje es un elfo hasta que le pregunte a la jefa si puedo ser un Kokiri ¿eh?)

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Pensando en las ganas que tenia de cortarle la cabeza a Annsha.

Yo le miraba con curiosidad, era una criatura que nunca antes había visto, si se unía a mí, ya tendría otro súbdito más junto al pequeño dragón... Pero lo más seguro es que no quisiera venir conmigo... me miraba de mala manera. O eso era lo que creía yo...

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Parecia que no queria matarme... por ahora, pues parecia que le favoreceria que yo estuviera con ella en un... grupo.
Pense que tambien a mi me favoreceria.. pero menos que a ella, supongo. A ver que me decia ahora...

dejoó de mirarme al fin con esa cxara asesina y decidí romper el conjuro, y preguntarle sobre su sumisión bajo mi poder. Terminé de recitar las palabras mágicas y el personajillo, me miró, le dije:

-... Si me eres fiel, te colmaré de oro y bienes... si no... - le señalé el filo de mi espada- ya sabes lo que pasará... Tu decides, ¿Que quieres hacer?

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Lo sabia... queria que me uniera a ella. Envaine mi espada y mi escudo y la mire serio.

-Te lo digo, ire contigo y luchare junto a ti, pero no le soy fiel a nadie, ni soy de nadie, ¿entendido?

Dicho esto me cruce de brazos esperando su respuesta.

Le miré de hito en hito, le dije:

- Es una manera de hablar... tontín- y le dediqué una sonrisa y me empacé a reír.- Ven y héchale una mano al dragón, nos vamos...

Esperé su respuesta.

Me abalancé sobre la chica. Esta forcejeó contra mí, pero yo la apresé y la tumbé contra el suelo.
Llevaba varios día sin comer y el hambre me devoraba. Era una elfa refinada, pero ahora necesitaba comida, y aquellos forasteros parecían tener la sufciente.
El dragón batió sus alas, asustado.
- Dadme la comida que tengáis- mascullé.

La miuré extrañada, y le dije:

-¿Quién eres, tu intrusa?- Le dije aturdida. Todos le mirábamos a ella.- Si quieres, te daré de comer, pero... ¡te tendrás que unir a mí!

Gruñí por lo bajo y me hice a un lado. Solté las muñecas de la chica, que ahora estaban rojas.
- No se quien eres ni lo que pretendes, no sé si tienes buenas intenciones. No me uniré a ti si tu fin es hacer daño a alguien. dame la comida, no tienes opciones.
No era ella la que podía negociar. Yo tenía secretos escondidos y ataques sorpresa que podría ejercitar en cualquier momento.

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Ignore lo de "tontin" y me pregunte de que hablaba. ¿Dragon? ¿Que dragon? Yo iba con Epona siempre...
-¿De que dragon hablas? ¿Y adonde vamos?- tenia mas preguntas pero no queria hacerselas todas ahora.
De repente aparecio de la nada y la agarro y la tumbo en un momento. Saque mi espada y se la puse en el cuello.
-¿Que haces? Eso no se suele hacer...creo. La comida se pide bien, y si no no se pide.

La miré con desconfianza, le dije:
-No pienso matar a nadie, no son esos mis deseos, solo quiero ser feliz, con mis súbditos miré al elfo y al dragón. Ahora mismo me encaminaba al mercado, si quieres, únete a mí, y podrás vivir en paz y tener comida... o si no,¡vete!-mientras decía esto, empecé a marearla leletransportándome a su alrededor, por lo cual, no podía pegarme.
En un momento suyo de vacilación, la cogí por atrás, y la alzé hasta mi cabeza, era mucho más pequeña que yo, la miré de hito en hito. La apreté con mis manos con delicadeza, para no matarla. Esperé a su respuesta

(Por cierto ya soy un kokiri, me ha dicho Alina que si puedo)

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-¡Eehh! Ya lo tenia yo controlado...
Envaine mi espada y mire a ver que hacian, mientras veia como Annsha cogia a la intrusa.

Link, se albalanzó hacia nosotras con la espada desénvainada, le miré extrañada, y le dije:

-¿Qué haces?- cariñosamente- Vuelve, y ayuda al mi súbdito dragón... - le sonreí, y esperé a que reaccionase.

Cerré los ojos y me desmaterialicé. ¿Se creían que eran ellos los únicos con poderes sobrenaturales? Nadie me había tratado nunca de una forma tan bruta...
Aparecí varios metros más allá. El chico me miró con cara rara y, después de titubear unos segundos, se abalanzó de nuevo hacia mí.
- Dadme la comida y os dejaré en paz- mascullé- es mi última oferta o moriréis- entrecerré los ojos. No sabían cuanta razón podían contener esas palabras.

No sabía de que iba la elfa engreída, así que le dije:

-Para tí no hay, por maleducada.y demateriaslizé al grupo, llevándolo a mi castillo.

Para seguir la historia ir a:

Lugar de otras criaturas mitológicas, El Castillo de Annsha.